lunes, 29 de septiembre de 2008

La valentía que no se ve

Un abrazo enorme a todas las madres y a todos los padres. Un abrazo lleno de ánimo, de paz, de admiración.Un abrazo lleno de vitalidad, de energía.
Un abrazo para pediros tiempo para vuestros hijos.
Y si ese tiempo es corto, que sea tiempo intenso.
Y que la intensidad no sea HACER, sino ESTAR.
Y que ese estar lo sea con el cuerpo, con el corazón y con la razón.
Un abrazo para que tengáis siempre presente que no hay NADA más importante que vuestros hijos.
Un abrazo para que, si hay algo urgente e ineludible, que lo hagáis sin sufrir por ello.
Un abrazo porque educar para ser bueno cuando uno se sabe miserable a veces es doloroso.
Un abrazo porque NO EXISTEN LOS PADRES PERFECTOS.
Un abrazo porque si vuestros hijos están detrás de cada decisión y cada motivo y esa razón es su educación, os equivocaréis poco, y vuestras equivocaciones serán también parte de su educación.
Un abrazo porque, en fin, ser padre o madre hoy es cosa de valientes.
Un abrazo por cada sacrificio entregado a ellos en silencio, con alegría, libremente.
Un abrazo a todos vosotros.
Dedicado a un recién estrenado abuelo que será el mejor regalo para su nieta. Un abuelo que un día me dió un consejo sencillo pero poderoso para educar con cordura: "AMOR, HUMOR Y SOSIEGO".

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Honrar la vida

Hay una canción que no me canso nunca de escuchar. Su autora es Eladia Blazquez y se titula "Honrar la vida". Me encantaría poder ofrecérsela aquí en mi blog, pero me temo que mis precarios conocimientos de edición de blogs no me lo permiten. Así pues, tengo que invitarles a ustedes a hacer el esfuerzo de buscarla en Internet. Pero merece la pena.

Y, a propósito de esta canción, que les recomiendo escuchen en silencio y con los ojos cerrados, dejando su mente fluir con la melodía y con los versos, verdades profundas y retadoras, me detengo a pensar en el sentido de mi vida.

Y el sentido de la vida, no se engañen, no es metafísica, no es filosofía, no es divagación, baña absolutamente toda su biografía. Sin duda ninguna.

Pero, lástima, vivimos en una sociedad que tiene una persistente manía: tratar de distraernos de pensar, y mucho menos nos dejará pensar acerca del sentido de nuestra vida.

¿Qué beneficio puede obtener mi sociedad de un planteamiento de estas dimensiones? "¡Déjese usted de pensar y pensar! ¡Compre! ¡Consuma! ¡Vote! ¡Use! Ese es el sentido de su vida, amigo: sea usted feliz".

La felicidad, por si alguien aún lo dudaba, es la del placer hedonista y material. La felicidad es el regocijo de poseer (el mejor coche, la mejor casa, el mejor vestuario, la última tecnología, el cuerpo perfecto, el cuerpo de otro/a...). Para lo cual, necesitamos dinero y pocos competidores. Necesitamos, en definitiva, trabajar y estar por delante de los demás.

Y en muy poquito rato, la felicidad se nos ha convertido en una adicción al TENER. Y las adicciones, ya lo sabemos, son en sí mismas una insatisfacción permanente. La felicidad inalcanzable. No se engañen: no son tan inmunes como se creen.

Entonces... ¿cuanto menos piense en QUIEN SOY y más piense en QUÉ TENGO... más dificil será llevar una vida feliz?

Y usted, amigo lector, ¿qué piensa?

Honrar la vida, Eladia Blázquez (http://es.youtube.com/watch?v=1qO5nBA-JHg)
¡No! ¡Permanecer y transcurrir no es perdurar, no es existir,ni honrar la vida! Hay tantas maneras de no ser, tanta conciencia sin saber, adormecida...
Merecer la vida no es callar y consentir, tantas injusticias repetidas...
Es una virtud, es dignidad y es la actitud de identidad más definida.
Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir.Porque no es lo mismo que vivir...

Honrar la vida.
¡No! ¡Permanecer y transcurrir no siempre quiere sugerir honrar la vida! Hay tanta pequeña vanidad en nuestra tonta humanidad enceguecida.
Merecer la vida es erguirse vertical, más allá del mal, de las caídas...
Es igual que darle a la verdad y a nuestra propia libertad la bienvenida...
Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir, porque no es lo mismo que vivir... Honrar la vida.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Un nudo

Buenas tardes-noches, estimados y apreciados lectores,


Voy a cambiar de registro, a modo de paréntesis en mis reflexiones más o menos esperanzadoras pero, en cualquier caso, sosegadas. Voy a permitirme, como solemos decir, ventilar un poco mis emociones.


¡¡¡Estoy furiosa!!! Estoy furiosa y me siento ninguneada, ignorada, no respetada.


Hoy he organizado mi tarde con calzador porque tenía una cita con mi ex y una psicóloga para hablar sobre la educación de nuestros hijos. He salido pitando de la oficina, me he ido a toda pastilla a unos grandes almacenes, me he equipado con todo lo necesario para empezar "bien armado" el cole mi hijo mayor (lápices, pegamentos, cuadernos, carpetas... y yo, infeliz, que heredaba hasta los lapiceros...).


Me desvío del tema: tras salir volando del centro, me he dirigido como una flecha a la tienda de congelados, me he gastado 60 € en pescado. He saltado por entre los carros para dirigirme al coche (¡¿era H5 o era J2?! ¡He perdido mi coche!); quemar llanta hasta casa para dejar la compra en el congelador y meterme de nuevo en la M30 hasta el despacho de la psicóloga...


Y entonces, ...5 minutos... 10 minutos... 15 minutos... (sms a mi ex: te acuerdas de la cita?)... ... ... 20 minutos... (llamada a mi ex: sin respuesta)... ... ... 25 minutos... Bien. Hora de irme a casa.


Y van dos veces que me hace lo mismo. Lamento la pérdida de tiempo para ambas ante la psicóloga (ojo, que para ser psicóloga me ha mirado con odio asesino ¡a mí! que estaba como una alumna modélica en punto en la sala de espera, revista en mano!) y me marcho con furia insana.


Pago el parking y recibo una llamada. 0.2 segundos tardo en alcanzar el móvil mientras trato de no abandonar la M30 por la mediana (a la altura del tanatorio, bueno, hubiera sido cómodo). Y...él...Pero cuelga rápidamente. ¡¡¡Cobarrrde!!! Le hago una llamada perdida, a fin de cuentas, estamos en crisis. Pero... no responde.


Bien, seamos formales. A ver si todavía me quedo en la calzada central de la M30 y me marco un final surrealista a mi blog.


Pero, antes de llegar a casa: ¡¡¡ding!!! sms de mi ex: "lo siento. se me olvidó"


¡Ajá! Qué sorpresa! Qué hago? No se imaginan ustedes el debate interior: "respóndele y dile lo que piensas" "no es inteligente, no te desbordes, piensa en tí" "sé educada pero que sienta algún remordimiento venenoso"... (inciso: me encantaría que un colega blogger que anda por ahí soltando lastre después de que le hayan divorciado supiese de la universalidad de determinados sentimientos, que no conocen sexo, ni edad, ni...)


Para mis lectores más curiosos: opté por ser lacónica y correcta e incluí tres ideas en un breve sms:

idea 1: es imposible responder a una llamada que dura 0.2 segundos.

idea 2: cuando tenga a bien contactar, que me indique disponibilidad para una nueva cita.

idea 3: me ha hecho malgastar mi preciosa tarde.


Lamento este giro brusco de tono en mi blog pero presiento que mi preciosa página irá necesariamente tomando forma en sintonía con su poliédrica dueña.


Abrazos y disculpas a mis apreciados lectores.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Un blog

Es curioso el fenómeno del blogger.

Hoy he tenido un domingo tranquilo y he aprovechado para investigar un poco en Internet acerca de las personas que hay detrás de un blog. He dado también con artículos sobre blogs, provenientes de todo tipo de fuentes, y estoy tratando de formarme una opinión al respecto.


Una opinión extendida es que el blogger es un exhibicionista nato. Incapaz de desnudarse en el mundo real, se esconde detrás de la pantalla para relatarle al mundo sus más íntimos pensamientos y acciones. Una matización curiosa de quienes piensan así: las mujeres somos más propensas a este striptease literario que los hombres.


Los hay que opinan que un blog es una oportunidad magnífica para que novelistas sin suerte, gente sensible y personas con ideas en la cabeza y cierta visión periodística de la realidad cotidiana puedan compartir sus creaciones gratuita y democráticamente. Esto lo decía Jorge Herralde en una entrevista esta mañana en Radio Nacional. Lo cierto es que, en mi investigación de campo me he topado con mucho blog de relatos, poesía, novela, artículos costumbristas y de opinión.


Entre el público menos familiarizado con los blogs existe una cierta simpatía por el tema. Esta conclusión es fruto de mi sondeo en el trabajo. Un blog es "un diario de viajes", "un album de fotos para compartir", "un... ¿qué?".


Y, por último, he observado entre la gente menos habituada a utilizar el ordenador después de la jornada laboral, un cierto escepticismo y distanciamiento hacia el fenómeno. Los bloggers son, en el mejor de los casos, unos excéntricos antisociales y un tanto ególatras.


Y ahora que estoy intentando comprender qué es un blog me encuentro que existen microblogs. En el mismo artículo en el que leo el término, califica el autor al mismo de nadería, de chorrada, simple y llanamente.


¿Para qué me lancé yo a escribir un blog? ¿Qué me aporta un blog, para dedicar unos minutos de cuando en cuando a lanzar al espacio mis reflexiones y vivencias? ¿Cómo están evolucionando mis sentimientos hacia el blog y mi querido, aunque reducido en número, público lector?

No soy de publicación abundante, ya lo ven. Acaso últimamente, animada por saberme leída por algún que otro blogger, he incrementado la frecuencia de mis publicaciones. No mucho, sin embargo.


Mi deseo inicial era el de escribir para ser leída. Pero, viendo que no tenía la menor respuesta, empecé a sentirme cómoda en mi espacio. Mi blog se había convertido en mi diario de antaño, aquel cuaderno en el que volcaba mis turbulentas emociones y experiencias de adolescente tardía. Me gustaba la sensación de soledad, a sabiendas de que, en cualquier momento, mi cuaderno podría ser abierto por cualquier desconocido.


Pero no caí en la cuenta de que el lector, cuando responde, ya no es un lector anónimo. Así, me ví en la obligación de seguir escribiendo porque mis escasos lectores, quien sabe, podrían repetir visita. Les debía un texto nuevo, algo mío que descubrir.


En contrapartida, y sabiendo que contribuía a eliminar el anonimato de mi audiencia, me acercaba a sus blogs. Y descubría maravillosos textos, llenos de sentimientos bellamente expresados, de ingeniosas historias divertidas y ácidas, de reflexiones generosas que nacían en la intimidad...


¿Qué voy a pensar ahora acerca del mundo del blogger? No lo sé. Aún es una idea en evolución. Pero empiezo a recuperar una afición que perdí hace años: la de ponerle palabras a mis pensamientos y la de dejarme fluir.


Y, además, como muchos de los bloggers ya han constatado, tiene unos efectos terapéuticos maravillosos.


Que ustedes tengan una muy buena semana en este final del verano.


viernes, 5 de septiembre de 2008

Mañana puede ser un gran día

Hablemos de cosas bonitas.

Iba yo a comenzar a escribir y me salió "Hablemos de remordimientos" y me dije: ¿remordimientos? ¿para qué? ¿sólo porque hoy he metido la pata cientos de veces con mis dos hijos? Ah, no. Es el momento de echar mano de manual.

Veamos...

"Si un día se equivoca entre una y mil veces, deberá usted:
1. Aceptar que se ha equivocado y analizar el motivo y las circunstancias de dicha equivocación.
2. Definir pautas nuevas que le permitan evitar una equivocación similar en el futuro.
3. Olvidar cualquier atisbo de remordimientos y sentirse bien consigo mismo por el ejercicio de corrección implícito en los puntos 1 y 2".

De manera que ahora, con los niños en la cama, voy a hacer ejercicios de mejora para que mañana sea un gran día y, si fuera necesario, para escuchar y bailar en mi salón la energética canción de Serrat.

Pero, mientras llega el día de mañana, me detengo a pensar en cosas bonitas, como la breve e inesperada lluvia de verano que ha refrescado esta noche y que disfruto desde la ventana; como la llamada de una amiga incondicional, que sólo pide tiempo para escuchar su batalla laboral y su indignación contra el sistema; como el correo electrónico que me envía un compañero de clase que me ofrece su tiempo y su saber; como el beso antes de dormir de mi hija, cada día una despedida sincera y sentida después de un día, a pesar de todo hoy también, lleno de experiencias nuevas y únicas...

Mañana será un gran día y hoy ha sido también un buen día, no por las veces en que me he dejado llevar por mis emociones desbordadas, sino por las oportunidades aprovechadas de reconducirlas.

Cada día es un relato: empieza y termina. Y no siempre cerramos el libro completamente satisfechos o seguros de haberlo comprendido del todo.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Compromisos urgentes

No, no y no. Lo siento, pero no.

He hecho todo, menos lo más lógico. Y no, no voy a seguir haciendo lo mismo. Estoy decidida.

Desde que abrí mis puertas y ventanas, dejando que la luz vistiese de blanco mi interior oscuro y húmedo, he quedado expuesta al exterior, como un viejo cajón de madera que, tras años sin ser abierto, expusiese sin pudor su interior para que... nadie hiciese nada con él.

Pues no. Ya lo he decidido. He comenzado oficialmente a actuar.

Desde hace unas semanas me he agenciado un coach. Una coach, para ser más exactos. Una estupenda persona que ha decidido ayudarme a pensar, a sentirme capaz de cambiar, a encontrar alternativas a lo que no me gusta ni me interesa.

Yo, que me he pasado la mitad de mi vida sintiéndome víctima del mundo: víctima de mi familia, víctima de mi momento, víctima de mi exmarido, víctima de mis amigos, víctima de mis jefes, víctima de mis vecinos... Voy a cambiar de enfoque.

A partir de hoy voy a dejar mi visión Isabel-céntrica para asomarme al mundo. Ya no soy la víctima, soy una persona. Una más de los miles de millones de personas que tienen relación con otros miles de millones de personas en cada rincón del planeta.

Y, a mis treintaytantos, ya no voy a seguir sintiéndome tan vulnerable a lo que los demás me digan o no me digan, me hagan o no me hagan...

Mi coach tiene un duro trabajo: hacerme trabajar. Voy a pasar de ser un ser reactivo que se deja hacer a ser una persona de acción: diré lo que tenga que decir, cuando lo deba hacer y como se debe hacer.

Ya he empezado a actuar y, lo crean o no, me siento FENOMENAL. Y funciona: empiezo a sentirme viva. Mi corazón late, mis pulmones se mueven, mis párpados se abren y cierran cientos de veces a cada hora. Soy. Estoy.

Ahora, de verdad, este interior luminoso se va a reformar definitivamente.

Para empezar, un rito liberador: fuera de mi casa el pasado que no quiero. Fuera butacas que me hunden en la prehistoria de mi biografía; adiós escritorios que recogieron páginas grises y anodinas; desfilan hacia la puerta de salida pesados cachivaches dignos de un mausoleo de la mediocridad.

Todo está por llegar. El infinito me aguarda. Lo inalcanzable está a un palmo de mí.

¡Empieza el nuevo curso!