martes, 4 de noviembre de 2008

Fuera de juego

Desde hace unos meses he adquirido una clarividencia que me tiene muy sorprendida.

De un tiempo hacia acá, me he dado cuenta de que puedo "ver" dónde comienzan y dónde acaban las fases por las que va discurriendo, a veces pausada y otras aceleradamente, mi vivir. Y, antes, no era así.

Y, antes de acabar poniéndome muy filosófica, les contaré más concretamente -queridos lectores- el último episodio de mi vida.

Hace aproximadamente tres semanas tuve que hacer un viaje de trabajo y me acompañaron un par de compañeros en el proyecto en cuestión. Pues bien, por algún motivo o, para ser más exacta, por una sucesión de motivos (cansancio, tensión, convivencia y...), mi estado de ánimo acumuló un incómodo cóctel de sentimientos: me encontraba abatida, fuera de juego.

Tras el viaje, la tendencia se instaló, como una nube pesada cargada de lluvia, pero que no termina de descargarse.

Y ese clima plomizo se extendió rápidamente a otros ámbitos: familia, hijos, compañeros... Nada grave, no se preocupen, pero muy incómodo. Porque se trata de un "bochorno" pegajoso, que atosiga y del que no puedo zafarme.

Al punto, amanece un día y la nube ha desaparecido, el aire se aligera, corre la brisa y clarea el cielo.

Y me encuentro a mí misma tratando de entender cuál fue el origen de todo... Y no la encuentro. No sé rellenar los puntos suspensivos que enseguida aparecen cuando trato de enumerar las causas de estos periodos. Pero sí soy capaz de detectar cuándo comienzan y cuándo acaban.

Son "bajadas de defensas emocionales" que, tan misteriosamente como llegan, se van.

Para quienes vivimos muy pendientes de los por qués, para las almas racionales que habitamos este mundo, es enormemente frustrante sentirse fuera de juego. Créanme.

Y sólo me consuela saber que, antes o después, vuelvo de nuevo a la primera linea de batalla.

1 comentario:

Félix Eroles dijo...

Me alegro que hayas salido del bajón.

Ahora aprovecha la subida para saltar fuera del agua, ver el horizonte, y con la mente clara, decidir hacia dónde quieres volar.

Es el momento, dirígete hacia la felicidad. Para una vez que pasamos por la vida vale la pena vivirla.

Salut y besos !!

Félix