lunes, 22 de diciembre de 2008

Nuestro bólido

Mi coche está en las últimas. Con una hoja de servicio incontestable, al pobre le faltan fuerzas para seguir el ritmo que yo le pido.
Hemos llegado a formar un equipo tan unido que ahora siento cierta pena cuando le veo tan viejecito, su perfil algo anticuado ya para la moda actual, su interior sobrio pero robusto...
A mí, que nunca me ha importado tener un coche algo ruinoso porque nunca sentí atracción alguna por el mundo del motor, me ha nacido una vinculación más que material con mi viejo amigo de cuatro ruedas.
Y es que juntos hemos hecho muchas cosas. Con él, recorrí media Europa en varias ocasiones, con el maletero lleno de trastos y el espíritu lleno de vida. Él me llevó por dos veces al hospital a traer a otros tantos hijos a este mundo. En él he cambiado pañales, he amamantado, he cantado miles de canciones, escuchado y contado cuentos, volado casi literalmente muchas mañanas para llegar a la hora al colegio...
Fue mi primer coche y con él hice mis primeras escapadas con mi novio y también fue él quien nos llevó de viaje por el norte de España al día siguiente de nuestra boda.
En este coche aprendí a ser mayor y a volverme niña. Empecé a ser libre y a asumir responsabilidades. Así es, este coche ha sido observador callado de buena parte de mi vida.
Pero todo llega a su fin. Sí, todas las cosas tienen un principio y un final. Y se nos olvida que nada es para siempre y vivimos como si lo fuera: nuestras posesiones, nuestro porvenir... Hoy está y mañana, ¿quién sabe? Es uno de los argumentos más contundentes para vivir a tope el presente, en mi opinión.
Volviendo al coche: tendré que acostumbrarme a vivir sin él y... mis hijos también. Porque ellos también se han encariñado con el "bólido", como le llaman. Y hasta me parece que el coche entiende estos piropos y trata de correr alegre por la carretera, aunque no le lleguen ya las revoluciones...
Mañana me he citado con el dueño de un posible sustituto. Un coche moderno y espacioso, lleno de botones y luces tras el volante, con un interior bien diseñado en el que no faltará el confort y la seguridad. Aunque no llevará de serie las historias, los olores, las marcas de tantos años.
A pesar de todo, mi viejo coche quedará en mi memoria, asociado a cada uno de los momentos de mi vida durante los últimos diez años.
Y discúlpenme, queridos lectores, porque hoy quería de verdad ofrecerles un texto ligero y alegre y me ha salido una elegía en toda regla. Pero mi coche se lo merece.
Buenas noches,

3 comentarios:

Félix Eroles dijo...

A ver, a ver... miro en la bola de cristal...

Empiezo a ver algo... luminoso... tal vez algún problema con la parte eléctrica del coche. Ahora !!!, es la batería lo que falla... No, no... se me va... Ya lo tengo!!! Te ha fallado el alternador. Seguro. Pues eso... por lo que me dice mi bola de cristal... Ummm no menos de 400 €.

¿A qué he acertado?

Tal vez es el momento de dejar descansar al "bólido" y permitir que otro ocupe su lugar en el garaje del Interior luminoso y reformado.

Y déjanos leer algún cuento de los que disfrutaba el "bólido"... vaaaaa

BON NADAL !!!

Un besazo, Félix

Lobo Atento dijo...

jaja, sin duda alguna todos nos encariñamos con algunos objetos.
En mi caso fue el antiguo coche de mi padre. Todos le queriamos.Duro toda mi infancia (y mira que se hace larga cuando eres niña).

Un besazo, feliz navidad y feliz año nuevo. Te agrege a mis enlaces.

Isabel dijo...

Feliz Navidad Felix, Lobo Atento.
Preparémonos para el viaje que comienza el 1 de enero de 2009: un viaje que dura un año, o lo que es lo mismo, 365 oportunidades para dejarse sorprender, para elegir nuestros objetivos y trabajar por ellos.
Un beso para vosotros y que el año que viene sigamos compartiendo historias y vivencias.